• Los embarazos, las dietas continuas y la relajación cutánea hacen que el vientre pierda firmeza y tonificación

 

  • Actualmente, los distintos tipos de abdominaplastia o cirugía plástica abdominal dejan cicatrices casi ‘invisibles’ y logran recuperar un vientre plano y firme con excelentes resultados y con mínimos riesgos gracias a los avances en Cirugía estética y reparadora.

 

  • Sus beneficios no son sólo estéticos. Tras un parto, reduce el riesgo de incontinencia y de dolor de espalda, según diversos estudios. También es beneficiosa en pacientes con obesidad y diabetes tipo II, tal y como explica el doctor Pérez-Luengo

 

Madrid, 9 de julio de 2018. Quién no ha soñado nunca con lucir un vientre plano. A pesar de la actividad física, los tratamientos adelgazantes y los esfuerzos, ¿no consigues la silueta que deseas? Los embarazos, las dietas continuas con aumentos y reducciones de peso y el propio envejecimiento que favorece la relajación cutánea hacen que el vientre pierda firmeza y tonificación, pero gracias a la cirugía estética podemos corregir esta falta de tensión a través de la abdominoplastia.

Como aclara el doctor Pérez Luengo, cirujano estético, plástico y reparador: “El objetivo de la abdominoplastia o de una cirugía plástica abdominal es devolver al abdomen la firmeza perdida debido a las malformaciones. En función de la naturaleza del problema (exceso de grasa, cutáneo, etc.) se contemplan diferentes técnicas: una abdominoplastia completa o una sencilla reducida. El cirujano plástico será quien reconozca, en la primera visita, el estado de la piel y quien aconseje a la paciente la mejor solución al problema que presenta”.

España sigue ostentando el quinto lugar en el ranking de países donde más cirugías plásticas se realizan, gracias a los avances que ha experimentado este sector en los últimos años, ubicándose por detrás de los países estrellas que son Estados Unidos, Brasil, México y Alemania. Y de todas ellas, la abdominoplastia es una de las más frecuentes. La demanda ha aumentado también por parte del sexo masculino que busca un abdomen más firme y plano.

 

Sus ventajas

 

Este tipo de operación “suele ser muy demanda entre las mujeres con el fin de recuperar la figura tras el parto. Pero con ella no sólo se logra este objetivo estético, sino que los estudios apuntan a que reduce el riesgo de incontinencia urinaria, un problema frecuente tras los embarazos, así como el dolor de espalda”, recalca el especialista.  Y no sólo, la intervención ha constatado tener ventajas para las personas con obesidad y diabetes tipo II.

Algunas de las famosas que tras dar a luz han pasado por esta intervención son: Angelie Jolie, la primera de la lista en someterse a ella en 2008 tras dar tener a sus gemelos, Britney Spears, que con 35 años y tras dos embarazos, se rumorea que ha pasado por varias cirugías, entre ellas una de mama y a la del abdomen, así como Mariah Carey, entre otras muchas.

 

La operación

 

La intervención dura de dos a tres horas y se inicia con la extracción del exceso de grasa situado en el bajo vientre (liposucción). A continuación, se procede a tensar la pared abdominal reduciendo la distancia entre los músculos de la pared abdominal que se han separado debido al embarazo, los cambios de peso, etc. Esta corrección espacial de los músculos es lo que permite tensar de nuevo el vientre. “La cicatriz de una abdominoplastia se localiza en la zona del pubis y es más o menos larga en función de la longitud de la incisión que la operación haya exigido, pero poco visible por su ubicación. Para realizar este tipo de intervenciones suele aplicarse anestesia general o bien anestesia epidural y el paciente debe permanecer ingresado uno o dos días”, recuerda el cirujano Pérez Luengo.

 

 

 

 

Los riesgos

 

Igual que en cualquier otro tipo de intervención quirúrgica, la abdominoplastia es una operación que conlleva unos riesgos: flebitis, infecciones, riesgos relacionados con la anestesia, etc. Por todo ello “es imprescindible acudir a un cirujano plástico que sea competente y esté cualificado para llevar a cabo dicha intervención en un medio hospitalario con garantías. Esto reducirá los riesgos y nos dará la suficiente confianza como para ponernos en sus manos”, apostilla el experto.

 

El postoperatorio

 

Tras la operación, hay que llevar un seguimiento regular. Normalmente, se hace una primera cura a los cinco días y dos revisiones semanales al inicio. Después, se hará un seguimiento personalizado para garantizar que la cicatrización sigue su curso con normalidad. “Se recomienda llevar una faja de contención durante cuatro semanas como mínimo, y durante la primera semana se seguirá un tratamiento analgésico, antibiótico y de profilaxis de las tromboflebitis”, según prescriba el cirujano.

La reincorporación laboral deberá programarse para los 10 a 12 días siguientes a la operación, y la actividad física no podrá retomarse hasta pasadas, como mínimo, unas seis semanas y se hará de forma progresiva.

Es conveniente, además, tener en cuenta otras medidas:

 

·       Se puede caminar desde el primer día, pero evita cualquier esfuerzo y hacerlo de la forma en la que indique el

·       Se debe dormir boca arriba y con las rodillas en alto.

·       No tomar el sol o rayos UVA en la zona operada

·       Ingerir abundantes líquidos y una dieta equilibrada y sana con alto contenido en fibra.

 

Resultados

 

La cicatriz es casi ‘invisible’ porque se puede ocultar con el traje de baño. Una vez el proceso haya finalizado, la marca sólo será lineal. Al principio adoptará un tono rojizo y al cabo de cuatro a seis meses iniciará su proceso de maduración, hasta palidecer a los 10- 12 meses. Los resultados son rápidos y se aprecian casi de inmediato. Es normal que durante los primeros dos o cuatro meses se note un edema justo debajo del ombligo”. En algunos pacientes, es posible que la zona central la cicatriz, con más tensión, aumente en anchura con el paso del tiempo. Siempre es corregible, eliminando parte de la cicatriz bajo anestesia local, una vez que los tejidos se hayan acomodado. El tatuaje artístico sobre la cicatriz, es un recurso cada vez más utilizado por muchas pacientes.

 

En el sexo masculino

 

También denominada » cirugía estética de abdomen masculina» es un procedimiento común que puede reducir el tamaño de un vientre protuberante al eliminar el exceso de piel y tensar los músculos de la región media del cuerpo. La cirugía estética de abdomen puede lograr, en muchos hombres, una silueta abdominal más armónica, firme y estéticamente atractiva. “Este procedimiento, por lo general se realiza con anestesia general o epidural y sedación. En un proceso de abdominoplastia masculina tradicional se realiza una incisión en la parte inferior del abdomen desde una cadera a la otra, se elimina el exceso de piel y se reubica el ombligo. En la abdominoplastia masculina se da mucha importancia al retensado de la musculatura abdominal, mediante plicaturas que aproximan los músculos rectos del abdomen y los oblicuos.

El resto “de la piel se estira, para lograr un abdomen más firme y terso”, insiste el cirujano Pérez-Luengo. En una intervención parcial o «minidermolipectomía”, se elimina menos piel y el ombligo no se toca. Queda la cicatriz de una incisión más pequeña y el tiempo de recuperación es más corto comparado con una abdominoplastia masculina total. “También se puede realizar una liposucción al mismo tiempo para eliminar cualquier exceso de grasa de la zona. La realización de una cirugía estética de abdomen masculina total tarda de dos a tres horas aproximadamente, y la de una abdominoplastia masculina parcial requiere una o dos horas para completarse”.

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