SUENA A LOCURA ¿MI PECHO SE DEFORMARÁ Y SE CAERÁ?
No, no es una locura. Hay técnicas novedosas que permiten quitar las prótesis y tener un pecho bonito. Muchas mujeres se plantean esta opción después de haber llevado sus implantes durante años. La mayoría han vivido satisfechas con sus implantes mamarios, disfrutando de una imagen corporal e incluso su autoestima mejoradas. Son mujeres que con el tiempo, observan que sus gustos y preferencias han cambiado y puede que un pecho más pequeño y proporcionado sea la opción apropiada.
¿QUÉ NECESITO SABER PARA TOMAR UNA DECISIÓN?
Una vez que la paciente ha descartado la utilización de nuevos implantes, la recomposición del pecho dependerá de tres factores fundamentales: sus expectativas, la cantidad de tejidos propios que quedan después de la retirada protésica y las características físicas de la mujer:
Las expectativas: querer tener un pecho más pequeño facilita cualquiera de las opciones que más adelante abordaremos. En algunos casos se podrá mantener el volumen, pero si lo que se desea es un incremento del mismo, la opción más segura será la utilización de unos nuevos implantes de mayor tamaño.
La relación de volúmenes. La proporción entre la prótesis que se extrae y el volumen de tejidos propios que quedan disponibles, es determinante a la hora de elegir la técnica apropiada.
La fisonomía de la mujer. Las proporciones corporales y la disponibilidad o no de acúmulos grasos fisiológicos que sirvan como fuente de obtención de injertos grasos representan el tercer factor para elaborar un plan de remodelación del pecho.
¿CUALES SON LAS TÉCNICAS QUIRÚRGICAS?
Las técnicas descritas a continuación se realizan bajo anestesia general y tienen una duración que oscila entre dos y tres horas. La paciente es dada de alta al día siguiente y el postoperatorio es corto y poco molesto, sobre todo, si se compara con el postoperatorio del aumento mamario con prótesis. En los casos en los que sea necesario una extracción de tejido graso, la paciente deberá usar una prenda de presoterapia durante un mínimo de 2 semanas.
Técnica de autoprótesis.
Si la relación de volumen es favorable, una vez retirados los implantes junto con la cápsula que forma el organismo, la mama tiende a caer, adoptando una forma de mama hipermadura (ptosis mamaria). La técnica de mastopexia habitual (elevación mamaria), puede ser modificada para que la parte central del polo inferior de la mama ocupe el hueco dejado por la prótesis. Una vez retirada la piel sobrante, se obtiene un pecho turgente, natural, de menor tamaño y en buena posición. Las candidatas para esta técnica de autoprótesis son mujeres con buena cantidad de tejidos mamarios restantes, y con expectativas de tener un pecho natural, pero de menor tamaño.
Técnica de mastopexia con autoinjerto graso.
Si el volumen de tejido mamario residual es insuficiente, se procede igualmente a armar la estructura mamaria con una técnica de mastopexia modificada. En este caso, no hay suficiente tejido mamario para usarlo como autoprótesis, ni tampoco se puede conseguir la turgencia necesaria solo a base de retirar piel. Una vez conseguida una estructura mamaria armónica (aunque pequeña), se aporta el volumen necesario injertando tejido graso de la propia paciente. Cientos de micro injertos grasos de menos de 0,1 ml se depositan de forma dispersa en el seno de la mama, mediante una cánula de 1,2 mm de diámetro. Los injertos se obtienen de las zonas donde clásicamente se acumula la grasa femenina: abdomen, regiones lumbares y trocantéreas (pistoleras) y se extraen mediante una técnica de liposucción modificada para preservar la integridad de los adipocitos. Después de ser procesados, se seleccionan los injertos con mayor probabilidad de supervivencia. La cantidad de grasa injertada que puede pervivir variará según las circunstancias , pero por término medio, se considera que un 80% del injerto permanecerá.