Cuando se produce un daño a la piel de mayor o menor importancia, este órgano activa el proceso de cicatrización como forma de reparar naturalmente la agresión, dejando un rastro que con el tiempo y si el daño no es muy grande tiende a desaparecer. Es un mecanismo fisiológico cuyo fin es la reparación del tejido tisular cuyo resultado final suele ser una fina línea sin adherencias al tejido circundante, flexible e indolora.
Sin embargo, en ocasiones, las heridas causadas a la piel acaban dejando cicatrices grandes, abultadas o antiestéticas que nos gustaría eliminar. Para ello podemos recurrir a la cirugía plástica, estética y reparadora.
Aunque no todas las cicatrices se pueden eliminar completamente, un tratamiento adecuado puede mejorar su aspecto significativamente. Pero cada caso tiene un abordaje diferente; las provocadas por casos graves de acné se pueden tratar eficazmente con cirugía láser, mientras que una cicatriz causada provocada por una operación se puede tratar mejor con una cirugía de escisión simple.
Las opciones para la eliminación el tratamiento de las cicatrices van desde el uso de cremas y láminas para la oclusión de la cicatriz, hasta las operaciones de cirugía estética avanzada en las que se presta especial atención al cierre de las heridas, pasando por procedimientos poco invasivos como la dermoabrasión, el peeling o la micropigmentación.
La resección o escisión quirúrgica consiste en reducir la cicatriz en una sola intervención, resecándola y suturando los bordes cuidadosamente. Es rápida y tiene buenos resultados en cicatrices pequeñas y lineales. Aunque no la elimina por completo, el resultado es mucho menos notorio que la marca inicial.
Una de las causas de una cicatriz inestética es la dirección desfavorable de la misma respecto a las líneas de tensión superficial de la piel. Éstas líneas (Líneas de Langer), discurren en el organismo en función de la tensión que genera la orientación de las fibras elásticas y de colágeno en cada zona anatómica. Una cicatriz que surca una mejilla en dirección horizontal, siempre será de ancha y de mala calidad, por ser perpendicular la tensión del sistema fibrilar de la piel. Un herida vertical en la mejilla dejará una excelente cicatriz, si se ejecuta una técnica de sutura meticulosa. En estos casos, el cirujano plástico diseñará plastias que se basan en la división de la cicatriz de varios segmentos para reorientarlos hacia direcciones más favorables respecto a la tensión de la piel. Las técnicas más utilizadas son las Z-Plastias y las W-Plastias. Bien diseñadas y ejecutadas pueden cambiar por completo el aspecto de una cicatriz deprimida o ensanchada y son la base para el resto de tratamientos ( dermabrasión, laser o micropigmentación).
Es posible que la cicatriz sea muy grande y que la piel adyacente no sea suficiente para cerrar la zona dañada aún usando técnicas de avance, Z-plastias o W-Plastias. Inicialmente, hay que valorar la repercusión estética y funcional del defecto. Las cicatrices en la cara producen una importante repercusión estética, pero por ejemplo, grandes placas de cicatriz en las flexuras de las articulaciones (axilas, codos, rodillas) producen graves limitaciones funcionales. La utilización de técnicas clásicas de injertos de piel pueden aliviar contracturas y devolver la movilidad completa a una articulación. En casos más complejos, se utilizan técnicas de expansión tisular: en una primera intervención se coloca un dispositivo de silicona hinchable (expansor tisular) debajo de la piel sana adyacente, el cual, es expandido a través de una válvula puncionable, hasta conseguir la generación de una cantidad suficiente de piel sana adyacente. En un segunda intervención, después de tres meses, el expansor es retirado, la cicatriz escindida y el tejido generado, se avanza sin tensión hasta conseguir un cierre lineal.
El cirujano plástico es el que valorará el número de intervenciones necesarias y si opta por otras soluciones alternativas como el uso de material de bioingeniería o el injerto de piel en la dermis antes de proceder a la cirugía. Tras la intervención deben utilizarse vendas elásticas y cremas especiales a base de gel de silicona para favorecer la cicatrización.
El método de la dermoabrasión consiste en eliminar las capas superficiales de la cicatriz y la piel circundante, para que después de la nueva cicatrización, se consiga uniformizar los relieves y la coloración. Se puede realizar de forma física mediante fresado, láser, etc., o química por medio de la aplicación de ácidos (peelings). Son necesarias varias sesiones y se pueden generar zonas de piel más fina, por lo que se el tratamiento se aplica unidades estéticas completas de la cara. Las unidades estéticas de la piel de la cara están delimitadas por marcas anatómicas, que hacen que los cambios de color y textura residuales sean menos percibidos ( surcos nasogenianos, cejas, surco del mentón, etc.)
Por último, la eliminación con láser es también un tratamiento efectivo para borrar las cicatrices, pero son necesarias muchas sesiones y resultan dolorosas. Utilizando un haz de luz de alta energía, se pueden puede eliminar o reducir el tejido cicatrizal. Para ello, existen diferentes tipos de láser, cada uno de ellos adecuado a un determinado tipo de cicatriz
Cabe destacar el hecho de que el paciente debe tener una idea clara y realista de los objetivos que se pueden alcanzar mediante la Cirugía Estética, de sus limitaciones y riesgos, a fin de poder tomar una libre decisión. Las operaciones de Cirugía Plástica y Reparadora están condicionadas, no sólo por la experiencia y habilidad del cirujano, sino también por la propia calidad de cicatrización y curación del paciente.